vendredi, mars 03, 2006

Mil novecientos noventa y circo...

Los payasos están destruyendo el circo.
Los elefantes han escapado a la India.
Los tigres venden en las aceras sus rayas y sus aros.
Bajo la cúpula que gotea está colgado el trapecio
Como en el guardarropas el flácido esmoquin de un mago desilusionado.
Y pequeños caballos arrojan sus mantas bordadas
y posan para un retrato del nuevo motor
En la pista, con serrín hasta las rodillas los payasos ,
esgrimiendo con furia grandes martillos destruyen el circo.
El público, o está ausente o no aplaude.
Sólo un caniche peludo en miniatura todavía gañe sin parar
porque siente que en cualquier momento
habrá llegado a mil novecientos noventa y circo.

1 commentaire:

Morwen Eledhwen a dit…

Un hombre quería hacerse asceta.

Era una hermosa noche y dijo:

‘Ha llegado el momento de que abandone mi casa y busque a Dios. ¿Quién me retuvo tanto tiempo con estas engañosas ilusiones?’

Dios murmuró: ‘Yo’. Pero el hombre no comprendió.

Dijo: ‘¿Dónde estás, Tú que tanto tiempo te escondiste de mí?’

A su lado, su mujer dormía dulcemente, con un niño entre los brazos.

La voz contestó: ‘Dios está aquí’.

Pero el hombre no comprendió.

El niño lloró en sueños y se estrechó contra su madre.

Dios ordenó: ‘Detente, insensato, no abandones tu casa’. Pero él no comprendió tampoco.

Dios suspiró y murmuró tristemente: ’¿Por qué mi siervo creerá que me busca cuando se aleja de mí?’